martes, 15 de diciembre de 2009

¡Peligro, embarazada!

En el artículo que Manuel Rivas publicó el sábado pasado en el periódico El País criticaba la hipocresía existente respecto al tema de las mujeres embarazadas y, muy especialmente, si estas eran trabajadoras. Aludía al hecho de que el gobierno español diese más ayudas a los coches recién nacidos que a los bebés. Y yo, absolutamente indignado, me pregunté: cuando actualmente los políticos se devanan los sesos y se enfrentan abiertamente por el tema del aborto, dedicando enormes esfuerzos económicos y humanos por colocar el asunto en el lugar que le corresponde, ¿por qué no ponen la atención en cosas que verdaderamente afectan al día a día de muchísimas familias y emplean todo ese esfuerzo para que las mujeres y los hombres que quieran tener un hijo reciban toda la "seguridad social" que merecen?
Tan difícil es planificar medidas que supongan un beneficio real para la gente. Por ejemplo: el dinero destinado al cheque bebé, que habrá supuesto un desembolso enorme con un objetivo más bien inútil, por qué no se destinó a aumentar el número de plazas en guarderías o los meses de baja maternal, siendo así la cobertura del estado minímamente mejor.
Por otro lado, en estos tiempos de discriminación positiva, de Ministerio de Igualdad y de gilipolleces del tipo soy un miembro o una miembra, dónde están las medidas que protejan a la mujer que esté encinta para que no peligre su puesto de trabajo sin que produzca un gasto añadido a las empresas, y después no nos tengamos que llevar las manos a la cabeza por noticias como que tres de cada cuatro mujeres tuvieron problemas en su trabajo.
En general, dicen que España es un país de clase media, el arco de población más maltratado de todos y al que teóricamente debería ir dirigida la legislación vigente. Pues si esto es así, que no vendan castillos de humo, que no se hagan fotos de ministros/as enchaquetados levantando la bandera de la paridad, sino que si verdaderamente quieren que la discriminación positiva tenga calado en el mercado laboral hay que evitar que la maternidad se vea como un hándicap, y así, las mujeres opten a cualquier trabajo en las mismas condiciones que un hombre. El problema radica en que estas actuaciones no generan marketing ni dan titulares rimbombantes en los medios de comunicación.
En fin, después de tanta comedura de olla y tanta impotencia, la conclusión a la que he llegado es que no somos una sociedad tan moderna y avanzada y todavía acumulamos un retraso de treinta años con respecto al resto de Europa. Así que antes de ponernos ninguna medallita nos queda mucha leña que cortar y civismo que aprender.

"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO