martes, 23 de junio de 2009

el Festival de Musica de cine

En menos de un mes se celebra en Úbeda el “V Festival Internacional de Música de Cine ciudad de Úbeda” (del 16 al 19 de julio). Muchos de vosotros habréis oído hablar del mismo, si no, podéis encontrar información en la web www.bsospirit.com .Es uno de esos eventos que pasan desapercibidos al conjunto de la población pero que reúne todas las características de un acontecimiento de extraordinario nivel, y en especial, de extraordinaria relevancia musical. Puede que la cita esté dirigida en parte a ese colectivo llamado “friki”, subido a un pedestal en estos últimos tiempos, como los únicos baluartes de la cultura imperante (comics, video juegos, películas de comics, películas de video juegos...). No obstante, yo me dirijo a cualquier persona que disfrute del arte en toda su extensión. Allí podrán disfrutar de la presencia de un increíble elenco de artistas y profesionales dedicados a la música de cine, y más aún, tendrán la oportunidad de disfrutar de unas jornadas con múltiples actividades que van desde la compra de discos hasta la firma de autógrafos por los compositores pasando por conferencias y comidas a las que acuden los asistentes al Festival y los propios músicos. Mención aparte merece el concierto ofrecido por una orquesta sinfónica y un coro en un entorno tan especial como el patio del Hospital de Santiago, en el que se interpretan temas de los distintos artistas dirigidos por los propios invitados venidos de todas las partes del mundo. En fin, os cuento todo esto y parece imposible que ocurra en la provincia de Jaén, en las tierras perdidas entre olivos. Sin embargo, a mí me parece más inaudito que no tenga la transcendencia que merece, siendo uno de los hitos de gran valor cultural que se dan durante todo el año en nuestra provincia .

sábado, 13 de junio de 2009

El tranvía

No llego a entender la necesidad que tienen los políticos de alterar el paisaje de las ciudades en las que gobiernan por encima de todo, dejando su sello como un intento de trascender cuando ellos ya no estén para que todo el mundo los recuerde. Estos atropellos que se cometen en muchas de las calles y avenidas de este país pueden deberse también a una forma de innovar, de ser más moderno que los otros, sin medir las consecuencias de sus actos, sin esa pizca de reflexión ni consideración con los ciudadanos que les otorgaron su confianza en las elecciones.

Ese es el caso de Jaén. La alcaldesa prometió construir un tranvía en una de esas promesas rimbombantes y sin sentido a las que son muy dados los candidatos, recibida con escepticismo por la mayoría de los electores. Claro, la gente pensaba que no podía ir en serio, una capital pequeña, con un tráfico asfixiante, planteaba otros problemas que urgían de la intervención de la alcaldía; por ejemplo, mejorar el servicio de autobuses urbanos que nadie soporta o mejorar de una vez por todas el tráfico para que no parezca que estamos en la quinta avenida de Nueva York. Pues nada, ni corta ni perezosa, ha pasado olímpicamente de estas demandas y ha acometido tan vasta obra. Y ahora, en mitad del caos provocado por las obras de acondicionamiento del entramado por donde transitará el tranvía, nos encontramos con el dilema de la tala de árboles irremediable en el centro urbano, el Paseo de la Estación, una de las arterias principales de la ciudad, la única que reúne cierto encanto por la sombra que expanden los plataneros situados a cada flanco de la avenida.

Pues el despiporre ya está servido. Nadie había estimado que habría que arrancar estos árboles que llevan más de cincuenta años formando parte de la estampa popular de Jaén, con lo que se le ha servido en bandeja de plata a la oposición para que lo utilice como arma arrojadiza. El caso es que mientras los políticos se enfangan en sus discusiones vacuas, los que padecemos las consecuencias del problema o los que sufriremos las secuelas de tan magna construcción somos los ciudadanos. Habría que movilizarse contra esta aberración, mandar un mensaje de lucidez a ese puñado de personajillos que pululan por el ayuntamiento porque cuando los arranquen será demasiado tarde. Lo más triste del asunto es que al final no habrá remedio. Las obras ya se han iniciado, y cuando estén a punto de finalizar dirán que a lo mejor se podría haber hecho de otra manera, pero que ahora es inevitable el delito, o lo realizarán a escondidas por la noche como hicieron con la Plaza de Coca de la Piñera los del PP y así no tener testigos. Y dentro de varios años miraremos con pena y rabia la ciudad mientras el tranvía, que pintarán de color verde, surcará las avenidas como un comecocos que todo lo devora.

"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO