miércoles, 20 de octubre de 2010

Tiempo de vida

He leido uno de esos libros imprescindibles que guardas para siempre en la memoria, "Tiempo de vida", de Marcos Giralt Torrente. Generalmente los libros se olvidan con facilidad, ni la trama ni las enseñanzas que pudiesen esconderse en sus páginas logramos retenerlas. Sin embargo, cuando un libro es realmente bueno, no se pierde del todo; deja su impronta en nuestro carácter, hace que germine en nosotros una mirada más limpia, esclarecedora, y luego, pasado el tiempo, de forma inesperada, esa sustancia intangible resurge de las cenizas del inconsciente como una tabla salvadora, como una caricia en el pensamiento.

Este libro no es una novela, ni falta que le hace. No es un ensayo, ni falta que le hace. No es ficción, ni falta que le hace. Es la vida misma, aunque contada conforme a una estructura narrativa. Es el testimonio desnudo de un escritor en estado de gracia sobre la relación conflictiva que vivió con su padre, un ajuste de cuentas con el pasado, el presente y el futuro. Al leer esta confesión es inevitable no verse reflejado en la historia. Todo lo que relata lo hace desde la sinceridad, planteando aquellas disyuntivas morales y personales, que pueden ser las de cualquiera, abarcando terrenos de la persona raramente explorados, poniendo sobre la mesa mil y un puntos de vista. Entrar en la historia de amor entre un padre y un hijo, con sus malentendidos, promesas, traiciones, dudas, etc., de la mano de la sensibilidad de Marcos, nos traslada un universo cotidiano y próximo, curativo al fin y al cabo.

Si tuviera que destacar lo verdaderamente valioso de este libro no sería algo de lo expuesto más arriba, sino que está escrito brillantemente. La prosa va envolviendote en esa maraña sentimental hasta que no puedes más que seguir y seguir hasta su último desenlace. Y así, como ocurren con las grandes historias te sientes recompensado, liberado... la visión lúcida y honesta de un hombre. Evidentemente, es una obra emocionalmente impactante, no apta para los que solo quieren pasatiempos, entretenimientos ligeros. No obstante, aquellos que pasen de largo se equivocan. Un gran libro.

"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO