viernes, 28 de noviembre de 2008

los buenos

Leyendo la última novela de Paul Auster, “El Hombre en la oscuridad”, hallé una reflexión muy interesante sobre el comportamiento del ser humano, decía que “sólo los buenos dudan de su propia bondad, y eso es precisamente lo que los hace así. Los malos sí saben que son buenos, pero ellos lo ignoran. Se pasan la vida disculpando a los demás, pero no son capaces de perdonarse a sí mismos”. Esto explica una cuestión fundamental; nos encontramos con que las personas verdaderamente buenas están indefensas en medio de esta confrontación por ser el mejor, y aunque los buenos eluden tal enfrentamiento los malos utilizan a cualquiera para autoproclamarse incomparables. Y además, en su perjuicio, hay que añadir que esta sociedad vacua premia lo estrafalario, al que avasalla vendiéndose como el salvador de los demás.

Por ello, no puedo más que estar harto de que la gente solo recompense los actos perversos, que nadie se fije en los individuos ecuánimes, los que andan por la vida poniéndose en el lugar de los demás por mera simpatía, siendo parte neutral del discurrir de los acontecimientos, eso queda al margen de lo reseñable. No sé si alguien lo ha pensado alguna vez, pero tener la posibilidad de estar con personas que no adoptan una actitud de persistente competitividad, que aceptan al otro tal y como es sin intentar imponer su criterio por encima de todo, es un tesoro inigualable. Solo hay que prestar atención porque ahí fuera existen seres anónimos que merecen ser reconocidos por su valor humano; íntegros, gente tranquila y servicial que no pide nada a cambio por estar a su lado. Nadie los tiene en cuenta, aun más, diría que la mayoría ignora que es ahí donde descansa la auténtica calidad de una persona.

Y volviendo a la aseveración de Paul Auster, no podemos dejarnos engañar por estos malvados que se creen poseedores de la verdad absoluta y que, únicamente, se engañan a sí mismos. Basta de tanta conducta inquisitiva y menospreciante. Hay que hacer un alegato en favor de todas los individuos que están a nuestro lado de forma callada, que permanecen anónimos en la vorágine absurda de la humanidad, ofreciéndonos toda su bondad y no siendo más que ellos mismos sin intentar suplantar nuestras propias ideas. Qué sencilla sería la vida si su saber estar dirigiese el mundo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

HOY ES UN DÍA RARO

Hoy es un día raro. Han pasado los días lluviosos de las últimas semanas y todo vuelve a la persistente normalidad. El tiempo es volátil y silencioso como un felino entre matorrales. Nos erosiona el rostro, labrando la piel con afilados pinceles invisibles, nos da empujones sin saber que los recibimos.

Me he parado a contemplar lo circundante, la parte de vida que comparto con el exterior. Por las mañanas trabajo, después como, y las tardes pasan balanceándose entre los sueños y la luz decadente del anochecer. He descubierto que soy completamente distinto a la persona que era hace cinco años; otra ciudad, distinto trabajo, opiniones nuevas sobre el mundo. Pero es que además, también tengo claro que seré diferente al hombre de cuarenta años que se avecina. Ciclos que comienzan y acaban sobre sí mismos.

En este instante, las cosas están en su sitio. Disfruto fugazmente de los manjares que brinda la vida cotidiana como si fueran aventuras que me llevarán a mundos paralelos, a galaxias lejanas. Alrededor, las penas golpean las ventanas, las injusticias campan a sus anchas, el miedo asusta en todas las calles solitarias. Sin embargo, aquí seguimos, blandiendo una sonrisa por esperanza, tomando cada café con sorbos gloriosos, atendiendo a los seres queridos para abrigarnos el alma. Pocas cosas entre las manos y grandes riquezas que nadie nos arrebatará. Ahora voy a salir a la calle, es viernes, toda una inmensa tarde con su luz sobreviviente lamiendo un camino que abro con mis pasos.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Series

Las series están de moda. Las mejores películas en la actualidad no se proyectan en las salas de cine, sino que se encuentran en la televisión. Hoy en día, los mejores guiones, la creación de atmosferas envolventes, las interpretaciones enigmáticas de los actores, las historias más complejas e imaginativas están en las series. Llevo varios años disfrutando de las tramas que ofrecen las producciones de las cadenas televisivas, en especial, las realizadas por la cadena norteamericana HBO. Como buen adicto, las consumo con cierta compulsión, sin embargo, en mi afán un poco excesivo he ido más allá, ya no me basta con verlas, sino que las he clasificado agrupando las cinco que mayor impacto me ha producido, las que considero de mayor calidad. Y después, en un segundo nivel, aglutino un sinfín de series de gran calidad, pero no tan excelsas como las primeras. Si bien es cierto, esta lista sufre modificaciones conforme aparece alguna nueva que me impresione aún más. En definitiva, todo un entretenimiento y placer constante.

Para aquellos profanos que deseen iniciarse en este mundo hay que tener en cuenta varias recomendaciones básicas a la hora de verlas: no hay que ceñirse a la emisión televisiva semanal de los capítulos con un panzón de anuncios, sino que debéis aprovisionaros de temporadas completas e ir poniendo capítulos con asiduidad, al menos uno al día. De este modo, os involucraréis hasta la médula en los distintos universos ficticios, consiguiendo que las vivencias de los personajes se incrusten en vuestra piel y vuestras neuronas. En fin, lo más importante es que conozcáis esos cinco tesoros imprescindibles para cualquier “seriéfilo” que se precie, podrían ser otras (Carnivale, Studio 60, Roma, Doctor en Alaska, etc.), pero éstas son las que han recibido los máximos honores:

· “Los Soprano” (mafia): la famosa saga familiar italiana afincada en la ciudad de New Yersey. No tuvo parangón cuando se emitió por las explicitas escenas de violencia, guiones salidos de fantásticas plumas literarias y un profundo humor negro que inundaba todas las temporadas. La vida ya no es la misma sin el malvado-bonachón Tony Soprano. Un admirable hijo pequeño de El padrino.

· “A dos metros bajo tierra” (drama): historia de una familia un tanto extravagante propietaria de una funeraria, que tras el fallecimiento del padre intentan superar su pérdida y afrontar la vida haciendo frente a sus propias contradicciones. Nunca jamás aprendí tanto sobre la existencia como con estos personajes. Aquí es fundamental las actuaciones de los actores, impresionantes, los guiones y el humor surrealista de la vida cotidiana. Si alguien la ve, que preste mucha atención a los cinco últimos minutos de la conclusiva sexta temporada, excepcionales.

· “The Wire” (policiaco): está serie me ha conmocionado. Está basado en un equipo especial de la policía encargado de investigar casos de narcotráfico. Aquí la trama va cociéndose a fuego lento, cada capítulo es un decálogo de la miseria que alcanza la sociedad, la sórdida y cruda realidad. Los personajes complejos crecen a golpe de dudosa ética y gran entrega al trabajo. Cualquier película policiaca actual es un bodrio comparada con ella.

· “Damages” (drama): ambientada en el mundo de los abogados, con Glenn Close como personaje principal, presenta una historia laberíntica donde las traiciones, asesinatos y personajes mezquinos envuelven un caso de estafa. Todos los personajes son peligrosos, todos tienen una excusa para vengarse de alguien. Ningún episodio tiene desperdicio, nunca cae en el desaliento en una escalada de tensión irrefrenable. Impresionante.

· “Galáctica” (ciencia ficción): es una adaptación de una serie norteamericana de los años setenta. Entretenimiento puro, acción, amor, política. El éxodo del género humano hacia un nuevo planeta-paraíso donde vivir en paz, ya que las maquinas “cylon” se han apoderado del mundo conocido. Un viaje peligroso en un entorno opresivo. Verdaderamente estimulante.

"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO