viernes, 20 de noviembre de 2009


La infancia es un tiempo que no tiene medida. Los niños no se paran a mirar el reloj para averiguar si podrán jugar durante la tarde después de hacer sus tareas. Poseen la seguridad y el tesoro de la inocencia. Ellos, nosotros, no necesitábamos nada para sentir la vida en las pequeñas cosas como quieren enseñarnos ahora. Aprendíamos a velocidad de vértigo que las calles oscuras no debíamos transitarlas, que los compañeros de mirada altiva y maliciosa era mejor esquivarlos, que a un buen vaso de leche era necesario echarle tres cucharadas de cola cao. Y así, sin prisa, los soles y las lunas, con una sonrisa enorme, iban enseñándonos el camino.

Después, cuando el tiempo finalmente se materializa y adquiere esa apariencia metálica, fría y fugaz, rememoramos la niñez como aquel lugar alucinante, en el que los días pasaban despacio y casi los podíamos retener entre las manos. Una sensación extraña y poderosa que otorga sentir que todo lo que ocurría entonces era un descubrimiento, lo cotidiano una aventura ilimitada, y poseer una mirada de asombro inquebrantable que encendía todas las cosas. De este modo, las vivencias jamás caían en el olvido, pese a que la madurez nos arrastrase por sus riadas de responsabilidad o el trabajo tedioso se tragase un buen puñado de sueños. Y ahora, yo, ya adulto, cuando salgo a la calle y veo a los niños jugar desenfadados, gritando como locos bajitos, me entran ganas de ponerme los “tenis” y pegarle patadas a un balón o revolcarme alegre con mis amigos en el suelo.


Hoy, día internacional de los derechos del niño, para que la niñez siga siendo el espacio feliz de la fantasía, sería imperdonable que no recordásemos a todos aquellos pequeños que le han robando la infancia, que viven confinados en cárceles de miedo. Por eso, nosotros, los que amamos al pequeñajo que fuimos, tenemos que proteger el milagro de ser niño para que nunca nos avergoncemos de haberlos abandonado.

"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO