jueves, 5 de febrero de 2009

El curioso caso de Benjamin Button

Hay algunas películas que desde las primeras imágenes ya sabes que van a ser muy buenas: la frase inicial que te introduce de lleno en la aventura, el escenario, la música. Eso ocurre con la inusual historia de Benjamin Button, una persona normal que nació en circunstancias inusuales. De entrada, hay que explicar que está basada en un cuento fantástico de F. Scott Fitzgerald rebosante de vida (es asombroso como las historias más inverosímiles pueden alumbrar los sentimientos más profundos del ser humano). Y en el fondo es sólo eso, un puro cuento, con moraleja incluida, una vida contada.

El filme en su conjunto está completamente ajustado, presentación, nudo y desenlace. Nda desentona, como si todos los miembros del equipo artístico y técnico se hubieran contagiado de la maravillosa criatura que tenían entre manos; la mágica y bellísima estética visual, las interpretaciones emotivas del reparto, diálogos acertados por su franqueza y trascendencia, escenas cuidadísimas hasta el más mínimo detalle con un simbolismo embriagador, pero el mayor logro de la película es que conduce al espectador a identificarse con la vida de un hombre común, dentro de unas circunstancias personales extraordinarias, donde confiesa sus luces y sus sombras, adversidades, pérdidas, sueños, amor. Y lo hace envolviéndonos en un halo mágico, haciéndonos sentir especiales al formar parte de los avatares de este ser a contracorriente.

Con este trabajo, su director David Fincher se erige como unos de los más grandes autores contemporáneos. Si bien es cierto que, tras la asombrosa “Seven”, cayó en un cierto comercialismo efímero en “The Game” y “La Habitación del Pánico”, pasando por películas que siendo valiosas (El club de la lucha y Zodiac) dejaban sensaciones encontradas. Pero ahora ya no cabe la duda, El curioso caso de Benjamin Button es una enorme película, arrebatadora, alucinante, que permanecerá en el tiempo, envejeciendo como deben hacerlo las obras maestras, mejorando con los años. Nadie puede perdérsela.

1 comentario:

Jose Manuel Almansa dijo...

Me encantó la peli, y encima se me fue la crisis de los 30. Qué más se puede pedir?


"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO