jueves, 15 de octubre de 2009

MICRORRELATO: "El Ingenuo"

Entró de nuevo al dormitorio y la encontró tendida en la cama. Parecía dormida, sin embargo, el charco de sangre delataba que la muerte se la había llevado. Nervioso abrió todas las habitaciones de la casa en busca de ayuda, nadie contestó. A lo lejos retumbaban las sirenas de la policía que se acercaban poderosamente. Con grandes zancadas bajo las escaleras y salió a cielo abierto. Los blancos faros le deslumbraron los ojos cuando alguien grito: ¡alto, policía! Y el hombre levantó los brazos empuñando un cuchillo ensangrentado en la mano derecha.

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"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO