miércoles, 22 de octubre de 2008

"Yo no me explico


Cada día me resulta más complicado explicar la existencia, el por qué ocurren unos acontecimientos y no otros, o crear teorías que atenúen la extrañeza que el mundo propone. Muchos autores, filósofos, escritores, artistas, etc., con su arte e inteligencia han elaborado teorías y referencias que guían el pensamiento humano, vertiendo luz a este pozo en penumbra que es la angustia existencial. Porque digamos lo que digamos, a la gran mayoría de las personas, en un momento u otro, cae sobre su cabeza todo el peso de la vida. Ante tal panorama, yo creo haber encontrado una hipótesis que explica parte de dicho desconcierto, y es que, simplemente los actos humanos suelen partir de la paradoja; los dilemas morales, las contradicciones, las traiciones están construidas con este tipo de ecuación.

Así, en nuestro entorno más cercano, es de lo más habitual encontrar individuos que actúan de tal forma: lo mismo en una reunión de trabajo alguien expone una idea totalmente opuesta a lo que está realizando en su quehacer cotidiano y se queda tan pancho, o el rico que en sus ansias de riqueza lleva la más pobre de las vidas, y todavía más, en política, gobernantes defendiendo posturas con palabras que jamás son aplicadas en sus comportamientos.

De este modo y situándonos a un nivel más metafísico, la situación se agrava, ya que cuanto más vivimos más nos acercamos a la muerte, conformándose así la mayor de las paradojas. Y según esto no hay réplica, porque si los pilares fundamentales de nuestra vida vienen marcados por la paradoja desde el principio, prácticamente es imposible no contemplar la realidad desde el absurdo, abocados sin remedio a la confusión provocada por la ausencia de toda lógica en el devenir de los acontecimientos.

A ciencia cierta no tengo clara la utilidad de esta visión de la existencia, sin embargo, a mí al menos me permite no fiarme demasiado de las verdades absolutas, sobre todo viniendo de quien las proclame, sino que pasito a pasito, con un poco de coherencia, escepticismo y reflexión ir capeando el temporal que cae ahí fuera.

3 comentarios:

El Hermano Montgolfier dijo...

En "Las mil y una noches", aparece a menudo la creencia en la predestinación. "Lo que Alá quiera, así será", y aunque esta creencia se atribuye normalmente a poderes supremos, la física puede explicar perfectamente esta predestinación.
Decía Hawking (¿se escribe así?) que el día que se complete la teoría general de la física (hoy en día es un mero óvulo fecundado, ni siquiera digo que esté en pañales), decía pues que ese día podremos saber el devenir, incluso en las ecuaciones de esa teria estará el momento de su propio descubrimiento.
Otra frase de Hawking que me encanta es que nosotros recordamos el pasado, pero no somos capaces de recordar el futuro, sin embargo esta en nuestra memoria.
A grandes rasgos esto es lo que creo yo, y ya lo escribí en una entrada en mi blog hace un tiempo (voy a buscarla y te la pongo en otro comentario). Creo que nuestra vida, la de todos ya está planificada, el problema (¿problema?) es que nunca conoceremos sus pormenores (vamos, ni sus pormayores, jejeje).

Un saludo amigo

El Hermano Montgolfier dijo...

Lo encontré!!

No recuerdo lo que hice mañana

J.A. dijo...

Como decía el poeta José Hierro "en el dolor está la alegría porque así nos sentimos más vivos", frase que viene a confirmar la visión paradójica que tengo sobre la existencia.

Y respecto a tu teoría de que la vida ya viene planifica siento discrepar. Decía Kammerer, un biólogo austriaco, en la ley de la serialidad que enunció, que las coincidencias se dan en series, que no son hechos aislados. El universo, como establece la segunda ley de la termodinámica, tiende a la entropía, al desorden; pero Kammerer asegura que, por otra parte, el universo tiende hacia el orden y la armonía. Por lo tanto, las coincidencias serían una consecuencia de esa ley, un intento baldío de significado común.
En definitiva, quería rebatir que esa argumentación basada en una vida predeterminada está equivocada, el hecho en sí de que las cosas tienen un por qué es producto de una mera percepción engañosa de destino surgida de esta ley. No, la existencia es sólo azar, azar y azar.

Un saludo amigo


"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO