lunes, 11 de enero de 2010

Los Goya

Ya están aquí las nominaciones a los Goya. Todos los años por estas fechas el cine español se viste de gala para premiar las mejores producciones de los últimos 365 días. La academía de cine lleva mucho tiempo intentando hacer del día de los goya un momento de relumbron para que seguidamente tenga trascendencia a nivel comercial. La formula escogida para alcanzar esta meta ha sido, en mayor o menor medida, imitar el glamour y espectáculo (fanfarría) yankie. Claro que, disponiendo de una millonisima parte del dinero de los norteamericanos, dificilmente podemos equiparanos con ellos. Pienso que el camino a seguir debe ser otro. Inicialmente sería primordial solucionar los problemas intrinsecos que arrastra nuestro cine desde tiempos inmemoriales: primero, que las cintas verdaderamente buenas e interesantes se contaban con los dedos de una mano, y segundo, que todas ellas se reducían al típico melodrama o a la comedia de enredo. Evidentemente, el que lea esto entendera que hay honrosas excepciones.

Así que, hecha la puntualización, vayamos al tema en cuestión. En esta ocasión las nominaciones realizadas, por cierto, con desparpajo por el bueno de Alex de la Iglesia, desdicen todo lo expuesto en el parrafo anterior. Esta vez si tengo buenas vibraciones. Por ejemplo, las cuatro cintas que optan a la mejor película, de entrada, abarcan géneros de todo tipo e historias interesantes. En mi quiniela personal, destaco a dos por encima del resto, a saber: Celda 211, propuesta atrayente, tensa, divertidak bien estructurada, y sobre todo, como baluarte principal, la presencia de Luis Tosar en estado de gracia. Y por otro lado, El secreto de sus ojos, la obra de Campanela, una historia de enorme calado, emocionante, de guión complejo y actuaciones soberbias, unas de esas películas que dejan huella. Si tuviera que elegir la mejor, escogería la segunda, y si me preguntais cuál va a ganar os diría que la primera.

Ademas, la ceremonia presentan muchos frentes interesantes con los que disfrutar. El apartado de los actores y actrices. El instante en el que Tosar reciba su goya incuestionable de gran reconocimiento por todos, y en cuanto a las actrices, hay si hay mucha leña que cortar. Las cuatro tienen opciones de llevarselo, pero para mí la interpretación de Rachel Weisz es superior al resto.

Luego, en el resto de goyas también aparecen películas que aun siendo algo inferiores a las principales son valiosas e interesantes. Este es el caso de Gordos y Los abrazos rotos, la gran derrotada de este año. En este sentido, Almodovar tiene que ser consciente que su pelí está por debajo del nivel alcanzado en anteriores filmes. El tema de la animación tambien ha aumentado en calidad, la música de cine y otros apartados técnicos, donde creo que Ágora se llevará la palma serán de enorme interés

En negativo, que de todo hay, dejar constancia que me parece de ignorantes integrales nominar a Soledad Villamil como actriz revelación cuando lleva un montón de años haciendo películas bellísimas como No sos vos soy yo o El mismo amor y la misma lluvia.


Y como colofón la gala. Aquí también tengo puestas ilusiones al ser Buenafuente quien manejará la batuta, para que de una vez por todas la velada de los premios sea un acto divertido y ameno, que cuando termine nos quede el poso de querer ver aquellas películas que nos han presentado tan estupendamente, y no ocurra todo lo contrario, como pasa siempre, que al ser un peñazo de dimensiones desorbitadas, nos conjuremos para no volver a ver otra pelicula española en todo lo que nos quede de vida.

La suerte está echada, sólo me queda decir a modo de conclusión que espero que el cine español siga los derroteros brevemente esbozados: buenos guiones, interpretaciones valiosas, valentía y talento. Nos vemos el 14 de febrero en la ceremonía.

2 comentarios:

Jose Manuel Almansa dijo...

Como decía la Bruja Truca: "¡¡¡Lo mío... es el cine!!!"

Bac Hylon dijo...

Me pregunto si le darán algún premio honorífico a la Sinde, por su (des)aportación al Séptimo Arte nacional...

:-P


"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO