martes, 26 de enero de 2010

El terremoto

Se pierden los llantos
que el cielo arrastra en cabalgaduras blancas.
Estoy solo bajo los rayos podridos
que caen sobre esta maldita tierra
a punto de reventar. La realidad
parece briznas de madera
a lomos de un viento iracundo.

Y ahora nada es lo que era;
árboles abiertos en canal como cáscaras de plátano,
aguas amarillentas que tiemblan en su propio seno...
Estoy solo y nada se oye
sobre el ruido metálico de criaturas apocalípticas
que campan a sus anchas por calles sin nombre.

Las gentes huyen hacia ninún lugar,
los parques son infiernos diminutos
y reina un polvo gris que cubre el mundo,
las manos y los ojos.

Estoy solo en este páramo sin mas esperanza que el dolor
y el inquebrantable son de la sangre despavorida.

jueves, 21 de enero de 2010

Breve historia de un hombre común

Nací en una habitación de hospital, igual que cualquier hijo de vecino. Era una sala blanca, anónima, parece increíble lo insípido que resulta el blanco y lo que se utiliza en eventos tan importantes. El caso es que de allí me llevaron a casa, la de mis padres, la que siempre consideraré como mía. De aquellos años primeros recuerdo que era un niño muy risueño y juguetón, según me han contado. Curiosamente, de un modo irremediable, siempre tuve un fuerte sentimiento de afecto hacia todos aquellas personas que me querían, puede ser que debido a que constituyeran las raíces de mi identidad, quién sabe. Fui creciendo sin prisa pero sin pausa, como dice el refrán. El tiempo no pasaba ni rápido ni despacio, creo, sino que fluía sin remedio. Yo realizaba mis cosas sin pensarlas, si bien es verdad, tampoco tenía desarrollado el raciocinio para pararme a reflexionar. Así que dedicaba los días a ir al colegio, comer, jugar y dormir. Esa sí que es una buena infancia, ¿no creen?.

Después llegó la adolescencia. Aquí he cambiado de párrafo para que vayamos diferenciando etapas, que siempre es bueno detenernos y subrayar lo que nos pasa. Pues eso, la fase de las hormonas desbocadas, los inicios en el alcohol y las chicas. Tampoco me detendré demasiado en lo de las chicas, no iba a sacar un gran nota. Lo que si quería hacer constar es que enamorarse es genial, te siente más liviano, más feliz, que en definitivas cuentas es lo único que importa.

Sigamos avanzando. Con los años me he dado cuenta de lo mucho que he cambiado; la escala de valores la he variado no sé cuantas veces, la opinión sobre las cosas, mis dotes sociales... tanto es así, que a veces trato de ponerme en la piel del hombre que era hace 20 años y no me reconozco. Todo muta, se corrompe o crece, la erosión invisible de vivir nos transforma como muñecos de plastilina. Leí una vez que lo peor que le pueda pasar a uno es que todo permanezca estático, que siga persistentemente igual. Puede que esto sea cierto. En fin, me he hecho mayor y pienso cosas demasiado serias. Me casé con la mujer de mi vida, compramos una casa, tuvimos tres hijos e hicimos un montón de cosas que fueron cubriendo los sueños en la trastienda de la memoria. Ese periodo de tiempo pasó volando, absorbido completamente por la placentera rutina del día a día. El ser humano necesita de hábitos y referencias para construir su mundo. A eso he dedicado yo la existencia, a tratar de ser tal y como soy, a colocar las cosas en su sitio y que todo lo que era fundamental en mí siguiera indemne, protegido.

¡Ay!, ahora me queda ya tampoco. Me han dicho que solo me restan unos cuantos meses de deterioro progresivo hasta que me apaguen las luces. En fin, teniendo en cuenta que tengo ochenta y cinco años, no está mal. A decir verdad estoy cumplido. Me ocurre algo similar a lo que siente el escalador que asciende la empinada pared de una montaña, y llega a la cima con la sensación indestructible de que nadie le podrá arrebatar ese momento de plenitud única. Algo así siento yo; haber alcanzado esta meta permite que ese pedazo de ilusión que ha sido nacer y morir por estos lares con las cuentas saldadas y las ilusiones medianamente cumplidas nadie pueda quitármelo. Ya sólo me queda despedirme, decir adiós poco a poco. Bueno, nada más, que seáis muy felices.

lunes, 18 de enero de 2010

HAITÍ

La vida parece tener mucha importancia en este nuestro primer mundo. Sin embargo, que poco valor guarda en los países más pobres y subdesarrollados. En la actualidad, la dura e inimaginable catástrofe en Haití, ha hecho que vuelva a plantearme donde queda el valor de la existencia, cómo somos capaces de mantenernos al margen y hasta de acostumbrarnos al dolor y la muerte con la que nos bombardea la televisión. Basta con que las cosas se pongan feas para borrar de un plumazo todos los valores que definen la dignidad humana. Al mediodía he escuchado en las noticias que unos bomberos españoles trataban de sacar de las ruinas de uno de los miles de edificios derrumbados a una niña que estaba sepultada bajo el cadáver de su madre, imagino que embadurnada de polvo y agonizante, ya sin hablar porque seguramente habría agotado las fuerzas en gritos desesperados durante horas y horas. En mitad de su labor, cuando casi habían conseguido salvarla, unos agentes de la ONU los obligaron a salir rápidamente de la zona debido a un tiroteo en las cercanías. Los bomberos se marcharon para salvar el pellejo, los de la ONU también, y la niña sigue allí atrapada entre las balas, los cascotes de cemento y el miedo que la invade. ¿no es posible poner freno a tanta locura? Qué difícil es sentirse un hombre cuando el mundo adopta formas tan terribles.

lunes, 11 de enero de 2010

Los Goya

Ya están aquí las nominaciones a los Goya. Todos los años por estas fechas el cine español se viste de gala para premiar las mejores producciones de los últimos 365 días. La academía de cine lleva mucho tiempo intentando hacer del día de los goya un momento de relumbron para que seguidamente tenga trascendencia a nivel comercial. La formula escogida para alcanzar esta meta ha sido, en mayor o menor medida, imitar el glamour y espectáculo (fanfarría) yankie. Claro que, disponiendo de una millonisima parte del dinero de los norteamericanos, dificilmente podemos equiparanos con ellos. Pienso que el camino a seguir debe ser otro. Inicialmente sería primordial solucionar los problemas intrinsecos que arrastra nuestro cine desde tiempos inmemoriales: primero, que las cintas verdaderamente buenas e interesantes se contaban con los dedos de una mano, y segundo, que todas ellas se reducían al típico melodrama o a la comedia de enredo. Evidentemente, el que lea esto entendera que hay honrosas excepciones.

Así que, hecha la puntualización, vayamos al tema en cuestión. En esta ocasión las nominaciones realizadas, por cierto, con desparpajo por el bueno de Alex de la Iglesia, desdicen todo lo expuesto en el parrafo anterior. Esta vez si tengo buenas vibraciones. Por ejemplo, las cuatro cintas que optan a la mejor película, de entrada, abarcan géneros de todo tipo e historias interesantes. En mi quiniela personal, destaco a dos por encima del resto, a saber: Celda 211, propuesta atrayente, tensa, divertidak bien estructurada, y sobre todo, como baluarte principal, la presencia de Luis Tosar en estado de gracia. Y por otro lado, El secreto de sus ojos, la obra de Campanela, una historia de enorme calado, emocionante, de guión complejo y actuaciones soberbias, unas de esas películas que dejan huella. Si tuviera que elegir la mejor, escogería la segunda, y si me preguntais cuál va a ganar os diría que la primera.

Ademas, la ceremonia presentan muchos frentes interesantes con los que disfrutar. El apartado de los actores y actrices. El instante en el que Tosar reciba su goya incuestionable de gran reconocimiento por todos, y en cuanto a las actrices, hay si hay mucha leña que cortar. Las cuatro tienen opciones de llevarselo, pero para mí la interpretación de Rachel Weisz es superior al resto.

Luego, en el resto de goyas también aparecen películas que aun siendo algo inferiores a las principales son valiosas e interesantes. Este es el caso de Gordos y Los abrazos rotos, la gran derrotada de este año. En este sentido, Almodovar tiene que ser consciente que su pelí está por debajo del nivel alcanzado en anteriores filmes. El tema de la animación tambien ha aumentado en calidad, la música de cine y otros apartados técnicos, donde creo que Ágora se llevará la palma serán de enorme interés

En negativo, que de todo hay, dejar constancia que me parece de ignorantes integrales nominar a Soledad Villamil como actriz revelación cuando lleva un montón de años haciendo películas bellísimas como No sos vos soy yo o El mismo amor y la misma lluvia.


Y como colofón la gala. Aquí también tengo puestas ilusiones al ser Buenafuente quien manejará la batuta, para que de una vez por todas la velada de los premios sea un acto divertido y ameno, que cuando termine nos quede el poso de querer ver aquellas películas que nos han presentado tan estupendamente, y no ocurra todo lo contrario, como pasa siempre, que al ser un peñazo de dimensiones desorbitadas, nos conjuremos para no volver a ver otra pelicula española en todo lo que nos quede de vida.

La suerte está echada, sólo me queda decir a modo de conclusión que espero que el cine español siga los derroteros brevemente esbozados: buenos guiones, interpretaciones valiosas, valentía y talento. Nos vemos el 14 de febrero en la ceremonía.

"Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca" JOSÉ HIERRO